Uno de los episodios más cruentos de la Guerra Civil en Barcelona fueron los bombardeos contra la población civil de marzo de 1938. En sólo 41 horas, los ataques de la aviación fascista italiana dejaron 1.151 muertos y 446 edificios afectados. Hacemos memoria de estos hechos funestos a través de los documentos conservados en los diversos centros del Archivo Municipal de Barcelona.
Objetivo: la población civil
Entre los documentos preservados en el Archivo Municipal Contemporáneo hay las hojas de registro de entierro por muerte traumática a causa de los bombardeos, que documentan los entierros en los cementerios de las Corts, Sants, Sant Andreu y del Este. Éstos listan a los difuntos de entre enero y octubre de 1938 en poblaciones bombardeadas como Castelldefels, Gavà o El Vendrell y, también, los de las horas trágicas del 16 al 18 de marzo.
Una ciudad en escombros
Más allá de los registros de las vidas perdidas, también se han preservado testimonios del estado de las calles después de los bombardeos. En el Archivo Fotográfico de Barcelona se conservan fotografías que, por ejemplo, muestran la cooperación de la Cruz Roja con los vecinos para hacerse paso entre los escombros.
Por otra parte, el Archivo Contemporáneo conserva documentos textuales sobre cómo se repararon algunas de las casas afectadas por los bombardeos. Un ejemplo es la casa número 198 de la avenida de Francesc Layret (nombre que recibió la avenida del Paral·lel desde 1932 a 1939), afectada por una bomba el 18 de marzo de 1938.
Este y otros fondos conservados en el Archivo Contemporáneo han sido utilizados por investigadoras como Laia Arañó y Mireia Capdevila Candell, autoras del libro Topografia de la Destrucción, editado por el Ayuntamiento de Barcelona (2018), sobre los bombardeos de Barcelona durante la Guerra Civil (1936-1939). La obra incluye un censo exhaustivo de todos los inmuebles afectados por las bombas y su geolocalización.
Una ciudad subterránea: los refugios de Barcelona
A partir de febrero de 1937, cuando las primeras bombas caían sobre la población barcelonesa, se empezaron a construir miles de refugios por toda Catalunya, algunos por iniciativa civil, otros con la ayuda de los ayuntamientos o de la Generalitat. A mediados de junio de 1937, el presidente Lluís Companys hizo crear la Junta de Defensa Pasiva, con sede en los Jardinets de Gràcia, para coordinar la respuesta ante ataques marítimos, aéreos o aeroquímicos y ofrecer protección civil mediante la construcción de más refugios.
El Archivo Municipal Contemporáneo conserva la documentación de los refugios construidos por la Junta de Defensa Pasiva, así como los de la Junta de Defensa Pasiva local, presidida por Josep Escofet. Echad un vistazo a los planos sobre la construcción de refugios en la ciudad, o a los planos de refugios como el de la playa de la Barceloneta.
Recientemente, el Archivo Contemporáneo ha recibido una donación de planos y documentos que han permitido recuperar la memoria de un refugio antiaéreo secreto construido en el subsuelo del Palau de la Generalitat. Después de años de investigación por parte del historiador Josep Maria Contel, incluyendo una excavación, se confirmó la existencia de un refugio que acogió no tan sólo el personal del Palau, sino también vecinos del barrio Gòtic durante diversos bombardeos.
La evidencia de este refugio se suma a tantos otros, algunos de los cuales son abiertos al público, como el de la plaza de la Revolución, en el barrio de Gràcia de Barcelona. El Archivo Histórico de la Ciudad de Barcelona conserva un dibujo de Pau Febrés, que captura el momento en el cual un grupo de personas, entre ellas, muchos niños, corren hacia el interior. En el Archivo Municipal del Distrito de Gràcia se conserva otro episodio del refugio de la plaza de la Revolución, donación precisamente de Josep Maria Contel: un reportaje fotográfico de 1994 que testimonia los restos del refugio encontrados durante las obras para construir un parking en la plaza.
Los diversos documentos sobre los bombardeos de Barcelona durante la Guerra Civil conservados en los diferentes centros del Archivo Municipal son piezas que permiten reconstruir la historia del horror de los días 16, 17 y 18 de marzo de 1938. Fotografías, planos, listas de víctimas y dibujos completan la memoria de los que todavía recuerdan qué quiere decir vivir en una ciudad bajo las bombas.