Las personas musulmanas sufren discriminaciones en toda Europa. Según la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea (FRA, por las siglas en inglés), una de cada tres personas musulmanas afirma haber sido víctima de discriminación o acoso a causa de símbolos religiosos visibles como la ropa.
El Informe del Observatorio de las Discriminaciones en Barcelona aporta datos parecidos. Señala que, en diversos casos atendidos en 2022, se ha detectado que la discriminación por motivos de racismo ha interseccionado con la variable de género y religión. Destacan, sobre todo, las discriminaciones vividas por mujeres musulmanas que utilizan hiyab.
Con la finalidad de combatir el racismo antimusulmán, la Coalición Europea de Ciudades Contra el Racismo (ECCAR) presentó, la semana pasada, la guía “Iniciativas locales contra el racismo antimusulmán”. Se trata de un documento que recoge buenas prácticas de ciudades de toda Europa para combatir el racismo antimusulmán en el ámbito local.
También incluye aportaciones de especialistas en la materia, como representantes de ONG o del mundo académico.
La guía se dirige a diversos grupos: personal investigador, activistas, periodistas o entidades legisladoras, como las ciudades miembro de ECCAR, con el objetivo de que puedan implementar este conocimiento y buenas prácticas en sus contextos locales. Está disponible en castellano, inglés, francés, alemán, italiano y portugués.
Recomendaciones para los gobiernos locales
Algunas de las recomendaciones que recoge son las siguientes:
1. Conseguir que la educación y la cultura sean inclusivas y accesibles.
2. Implementar medidas para contrarrestar la segregación en la vivienda y en la educación.
3. Las autoridades educativas tienen que permitir expresamente que se ejerza la libertad religiosa. Además, se recomienda ofrecer formación interreligiosa al profesorado.
4. Hay que utilizar la vivienda pública como instrumento para prevenir y contrarrestar la segregación.
5. La ciudad tiene parte de responsabilidad en la tarea de asegurar que la cobertura mediática sobre el islam y las personas musulmanas sea positiva.
6. También hay que garantizar que los edificios públicos tengan espacios habilitados para rezar.
7. Los servicios de salud tienen que respetar la diversidad religiosa, ofrecer espacios para rezar y también servicios pastorales. El personal sanitario tiene que recibir formación en este sentido y debe informar correctamente a los pacientes sobre sus derechos.
Buenas prácticas ya existentes
El Ayuntamiento de Barcelona lanzó el primer Plan Municipal de Lucha contra la Islamofobia a finales del 2016. El objetivo era combatir un tipo específico de discriminación teniendo en cuenta el aumento de situaciones discriminatorias hacia la población musulmana (por su religión, etnia, género, o una combinación de todas).
El estudio “La práctica religiosa de las comunidades musulmanas de Barcelona. Expresiones y problemáticas” derivó en una serie de recomendaciones que servirían de base para el plan municipal.
El plan se elaboró en estrecha colaboración con las comunidades musulmanas, voces expertas y organizaciones de defensa de los derechos humanos. Se incluyó, pues, la perspectiva y el trabajo de las principales entidades de la ciudad.
La ciudad de Barcelona considera que un plan como éste es una herramienta efectiva para incluir la temática en la agenda política de los municipios. Se ayuda así a prevenir el discurso y los delitos de odio, fomentando la cohesión y la convivencia para garantizar que se respeten los derechos de toda la población (y los de las personas musulmanas en particular).
La guía recoge otros casos de buenas prácticas de ciudades de toda Europa: Bolonia, Toulouse, Viena, Zúric y diversas ciudades alemanas, entre otras.