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Denise Duncan: "Yo soy un cuerpo político, quiera o no"

Defensoras. Hablamos de con la dramaturga de antirracismo y de cómo lo trabaja desde su trabajo y obra teatral.

Denise Duncan es una dramaturga y directora de teatro. Hemos hablado con ella del antirracismo y de cómo lo incluye en su trabajo y obra teatral.

Podéis ver la entrevista en vídeo en este enlace de YouTube (hay subtítulos disponibles en castellano).

¿Qué es para ti el antirracismo?

El antirracismo es un poco complejo de definir. Pero para mí, creo que no es sólo tener conocimiento de que significa la diversidad étnica y el racismo, sino ser consciente de ello y actuar. Hacer alguna cosa que signifique que estás luchando contra el racismo y la discriminación de cualquier tipo.

¿Cómo incorporas el antirracismo a tu obra teatral?

El teatro que hago sí que tiene una vertiente que tiene mucho que ver con la lucha antirracista. No sólo con los temas que trato sino también con cosas muy concretas. Ahora tengo como política de la casa que tiene que haber personas étnicamente diversas en el escenario.

Y me da igual qué historia estoy explicando; eso tiene que pasar porque el teatro tendría que ser un reflejo de la sociedad y de la realidad que nos rodea. Y de alguna manera eso no sucede. Intento que la gente tenga conciencia, con respecto a la escritura y la literatura dramática, que hay gente afrodescendiente por todo el mundo y en Cataluña que está haciendo cosas, que eso también es construir un corpus académico que tiene que ver con la diversidad.

Intento hacer un recorrido histórico y de qué se ha hecho de la figura y con la negritud, como se ha tratado en el teatro a lo largo de unos cuantos siglos. Empiezo con el Siglo de Oro, Shakespeare, y hasta la actualidad. Yo pongo por ejemplo al Otelo de Shakespeare, que en aquel momento era una cosa muy rompedora y ahora no lo es. Si tú haces tal cual la obra, es racista. La gente se coge estas cosas de manera muy personal y te dice «yo no soy racista». Sí, lo eres. Porque lo es todo el mundo, es nuestra estructura.

Aparte de antirracista, también te defines como afrofeminista…

Hay una cosa que a mí me encanta del afrofeminismo, que dice que un cuerpo de mujer negra en un espacio es feminista per se. Porque ya sólo existir en este mundo como mujer afrodescendiente, y en mi caso además migrante – aunque llevo aquí veinte años, o sea que ya no diré que soy migrante – ya es un acto político. Hay cuerpos que ya en general forman parte del activismo, quieras o no.

Una de tus obras se titula «Negrata de mierda» y has explicado que tiene un punto autobiográfico. ¿Cómo has vivido el hecho de ser una dramaturga negra en Barcelona?

Cuando llegué aquí, intentaba pasar desapercibida o pensaba que podía. Incluso cuando empecé a hacer teatro y escribir, intentas como ser parte de «la norma» de lo que se hace. Sucedieron una serie de cosas. La primera es que yo llevaba el pelo liso, que eso es muy extraño, pero iba alisada. Y un día decidí que eso ya no lo haría más, porque no era quien yo era. Y, de hecho, di yo el paso de coger mi pelo y me lo corté. Eso fue el pistoletazo de salida de muchas cosas que vinieron después.

En el Instituto del Teatro también. Estudié allí y creo que sí que tenía la sensación de intentar ser una más, hasta que llegó un momento que dije, es igual lo que tú hagas. Lo que decía del cuerpo, yo soy un cuerpo político, quiera o no. Entonces decidí que eso lo tendría que hacer patente. No puedes ser otra cosa y eso, de hecho, tiene que ser parte de tu identidad porque ya lo es desde que naciste.

De alguna manera tengo la sensación que si podía aportar alguna cosa al panorama teatral y artístico de Barcelona y Cataluña era precisamente eso. Porque existen, pero no hay mucha gente étnicamente diversa que se dedique al teatro, sobre todo con la tarea que yo hago. Hay actrices y actores, sobre todo, pero aquí hay una responsabilidad de decir: las historias que se explican, que es lo que yo escribo y como se explican, que es cuando hago de directora, lo puedo hacer yo. Y poca gente más.

[…]

Tiene un punto mágico mi apellido, «Duncan», que no es de verdad. Es el apellido de las personas que tenían esclavizadas las personas que vinieron antes de mi. Al principio eso era muy pesado y feo, llevar el apellido del esclavista es muy fuerte. Pero después, y eso lo vinculo a lo que decía, es motivo de orgullo, porque quiere decir que durante cuatro siglos, mi familia resistió y su lucha era de vida o muerte literal. Y ganaron. Entonces para mí hay una responsabilidad también de coger eso y decir, vengo de allí y de alguna manera tengo que honrar eso.

¿Qué es Tinta Negra?

Soy fundadora del colectivo Tinta Negra que es el colectivo de actrices, actores y profesionales de las artes escénicas afro descendentes. Teníamos una serie de energías que estaban por allí pululando y nos encontramos. Es un espacio que para mí es muy importante. No sólo por el activismo, sino también porque yo creo mucho en la fuerza del colectivo. Y para mí ha sido absolutamente fundamental para mi tarea como persona de teatro. Hay cosas que ahora veo de otra manera, que no tienen nada a ver con hace cuatro años. Y que tiene que ver con eso, con esta diversidad de visiones y opiniones, pero también con el conjunto de lo que hacemos en Tinta Negra, que es familia.