Piensa en una tarde entre semana cualquiera. Una sala (ahora virtual) de la sede del Distrito de tu barrio. Llegan entre 50 y 150 personas. Llegarán también el concejal o la concejala, la vicepresidencia y personal técnico municipal. Estás en un consejo de barrio y el objetivo de la reunión es tratar colectivamente cuestiones para mejorar la vida del vecindario.
“He visto muchas propuestas en los consejos de barrio que después se trasladan al día a día de la ciudadanía. Por ejemplo, la creación de caminos escolares en Sants; el proceso de transformación de calles a prioridad invertida, o la lucha contra los mojones”, explica Joan Manuel Parisi, un histórico de la participación ciudadana en el barrio de Sants-Badal.
Joan Manuel tiene 64 años, es vecino de Sants de toda la vida y está involucrado en el mundo asociativo desde los 16 años. Asiste a los consejos de barrio desde el 2007, cuando recuerda que se celebró el primero. “Asisto por compromiso personal con lo que es la gobernanza de la ciudad y, en este caso, del barrio”, explicita.
Ariadna Ros Mas, coordinadora de los barrios de la zona centro del Distrito de Sants-Montjuïc, destaca esta conexión entre los temas de los consejos y el día a día de los vecinos y vecinas: “El cierre del CAP Sants-Badal; la apertura de la Oficina de Atención Ciudadana (OAC) de La Marina durante agosto, o el anuncio de retirada del autobús 91 en el barrio de la Bordeta son temas que el vecindario vivió muy mal, y se han hablado largo y tendido en los consejos. La demanda de conservar la línea 91 fructificó y no ha desaparecido”, apunta la coordinadora.
Retos y propuestas de mejora
A raíz de la COVID-19, los consejos de barrio también han tenido que adaptarse al formato digital: ahora se celebran virtualmente a través de Decidim.Barcelona, plataforma que permite registrar comentarios o preguntas o seguir el consejo en línea.
En los consejos de barrio participan fundamentalmente personas a título individual. Ariadna reconoce que uno de los retos es conseguir que las entidades del barrio también se interesen por ellos: “Las entidades vecinales participan, pero las entidades de movimientos sociales, culturales o de fiestas mayores vienen esporádicamente”. Seguramente porque los temas que se tratan en estas sesiones suelen centrarse en el espacio público, el urbanismo y la infraestructura.
Rubio piensa que una de las maneras de ampliar la participación en los consejos sería “hacer más abierta la convocatoria y no siempre poner el tema ‘piedra’ en el orden del día, pero pocas veces a la gente le interesa otra cosa que la piedra. Y cuesta cambiar la dinámica”, reconoce.
“A mí, de lo que se habla me parece bien”, replica Parisi, que detecta otros aspectos que mejorar. “A veces las intervenciones son de oposición sistemática. La gente se estanca en la cultura de la crítica”, dice con cierta tristeza.
Incorporando la perspectiva de género
Ariadna pone sobre la mesa la igualdad de género en los consejos de barrio: “Tenemos mucha más presencia masculina. Las vicepresidencias son mayoritariamente masculinas”, dice, aunque ya se están produciendo cambios, como es el caso en el barrio del Poble-sec.
El miércoles 18 de noviembre se hizo el relevo de la vicepresidencia, que recogió Susana Crespo Abad. Esta vecina, de 54 años, está en la Dirección de la Coordinadora de Entidades del Poble-sec y está muy implicada con programas de jóvenes en el barrio. Participa desde los 12 años en asociaciones, cuando empezó como girl scout. “Siempre me ha gustado el movimiento asociativo”.
Susana está muy emocionada con el nuevo cargo. “Asiste mucha gente al consejo, la mayoría para quejarse de lo que le toca de cerca, a veces incluso para debatir. Me gusta ver cómo la gente se preocupa por el bien común”.