El papel clave del vecindario en la definición de las supermanzanas

14/06/2022 - 10:34

Supermanzanas. En L’Eixample han intervenido 1.500 personas entre vecinas y vecinos y personal del Ayuntamiento.

El programa Supermanzanas se ha convertido en el modelo de transformación de las calles de toda la ciudad, con el objetivo de recuperar para la ciudadanía una parte del espacio que actualmente ocupan los vehículos privados.

Esta transformación se está haciendo de manera participada, como en el caso de L’Eixample. Las vecinas y los vecinos de este distrito han participado de manera activa en la definición de cómo serán los 2.000 metros cuadrados nuevos de plazas y los 33 kilómetros que ocuparán los 21 ejes verdes de las nuevas supermanzanas.

En los procesos de participación para decidir tanto el modelo de pacificación como los proyectos concretos, se han hecho 20 acciones en las que han intervenido 1.500 personas asistentes entre vecinas y vecinos y personal del Ayuntamiento, sin contar las conexiones virtuales, que también fueron numerosas, en parte debido a la pandemia.

Todo empezó en otoño del 2020, con sesiones de presentación del programa Supermanzanas y de trabajo del nuevo modelo de espacio público de ejes verdes. A partir de una primera propuesta técnica, se trabajaba la expansión del modelo de supermanzana en la ciudad, tanto en las mesas y los espacios participativos de ciudad como con el grupo impulsor Supermanzana Barcelona, formado por entidades del distrito de L’Eixample.

Del debate por el modelo a las aportaciones concretas

El grupo impulsor se pone en marcha en aquella primera fase y más tarde se divide en Dreta y Esquerra de l’Eixample y empieza a diseñar “cómo se aplica este modelo de ciudad sobre el territorio”, explica Xavier Valls, técnico de Participación y Civismo en el Ayuntamiento de Barcelona.

“Cuando cerramos la etapa del modelo de espacio público, entramos en los proyectos de ejes y plazas e invitamos al grupo impulsor y a otra gente a varias acciones de participación con vecinos y vecinas”, explica Valls.

Así, después de doce sesiones entre noviembre del 2020 y junio del 2021 con el grupo impulsor, empiezan los paseos con comerciantes y vecindario para informar de las premisas básicas, del calendario y de los criterios de urbanización. Es una diagnosis en la que también se escuchan las necesidades del vecindario y que va de mayo a julio del 2021, antes del proceso definitivo.

Entre el conjunto de participantes, en este grupo impulsor, había entidades como Eixample Respira. Genís González forma parte de este grupo, participó en él y tiene un punto de vista crítico: “Las sesiones del grupo impulsor son importantes porque tienen un grado de participación más elevado que las sesiones abiertas”.

En total, González participó en seis sesiones, también de la fase final, ya con una propuesta concreta sobre la mesa. En esta última fase se hicieron ocho sesiones de naturaleza diversa: dos sesiones abiertas, una en la Esquerra de l’Eixample y la otra en la Dreta de l’Eixample, y también tres talleres participativos en escuelas en las que se recibió la visión de niños y niñas. Además, se hizo una salida de difusión y una batida informativa con comerciantes. Durante el proyecto hubo sesiones abiertas al vecindario y otras más restringidas a territorios, entidades o sectores determinados.

Escuelas y ecologistas quieren menos coches

Chiara Buffa, de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA) de la escuela Els Llorers, participó en el proceso y se muestra satisfecha de cómo fue y de las explicaciones del Ayuntamiento. Ella cree que es “muy positivo que se abra un espacio de diálogo” y defiende que “ojalá eso se hiciera en todos los proyectos de la ciudad”.

En la escuela había un consenso favorable para reducir los coches de su entorno, así que fueron de los que pidieron todavía más pacificación de lo que prevén las nuevas supermanzanas. Es más, el AMPA de su escuela justamente lideró un proyecto que está en marcha a través de los presupuestos participativos y que quiere hacer más verde y jugable el entorno de la escuela.

“El Ayuntamiento tiene que conciliar muchos intereses y también hay vecinas y vecinos que quieren utilizar el coche. Nosotras nos quedamos contentas de poder participar y nos trajeron una información muy clara que nos entregaban incluso antes de las sesiones para que nos pudiéramos preparar”, dice Chiara.

“Esperamos que, ahora que el Ayuntamiento nos ha escuchado, empieza a abrirse a pacificar las vías básicas y así elimine el modelo de autopistas urbanas”, defiende Chiara en un posicionamiento que comparten desde Eixample Respira.

Posicionamientos como el de Chiara o el del Genís de Eixample Respira demuestran un cambio muy importante con respecto al que tenía la ciudadanía de las primeras supermanzanas, tal como destaca Xavier Valls. “El año 2019, la única postura que recibíamos era de rechazo frontal a las supermanzanas. No existía una voz que quisiera más pacificación y ahora tenemos diferentes voces que nos lo piden”, añade.

Comerciantes preocupados por la clientela de fuera 

Pero el proceso de participación se encuentra también con otras sensibilidades, como la de una parte de los comerciantes, a quienes preocupa poder perder clientela de fuera de Barcelona que llegaba en coche, y también hacer la carga y descarga de mercancías, que está previsto que se facilite dentro del proyecto Supermanzanas.

“Hemos hecho dos series de información y participación con todos los comercios afectados. Hemos visitado 455 comercios”, explica Valls. El proceso de participación les ha servido para pactar una dinámica de horarios que permite la carga y descarga en uno de los lados de la calle entre las 9.00 y las 16.00 h, y también incorporar cordones de carga y descarga en compensación por las zonas que se han perdido.

Una de las personas que mejor conoce las necesidades de los comerciantes es Xavi Llobet, propietario de una óptica y presidente de Coreixample, una plataforma de comerciantes del barrio. “A mí el hecho de que haya supermanzanas me afecta por los clientes que puedan venir de fuera de Barcelona con el coche; algunos pueden acabar dejando de venir para comprar en las ópticas de sus ciudades, como ha pasado en otros casos. Con los del barrio no hay problema”, explica.

Llobet celebra que “las explicaciones técnicas del proceso de participación estaban muy bien detalladas”, pero cree que no se contó con ellos suficientemente a la hora de elaborar el nuevo plan de usos del barrio. “Acepto que la vida de vecinos y vecinas pueda mejorar cuando se pacifiquen las calles, pero debemos tener en cuenta aspectos como el ruido en la calle o el punto de vista de los comerciantes, que somos vecinos de planta cero que damos seguridad, vida y luz a la calle”, concluye.

Los cambios que surgieron del vecindario

Desde Participación explican que, gracias a los vecinos y vecinas, se han podido aplicar modificaciones importantes al plan inicial, como tener en cuenta la incorporación de la biodiversidad a la hora de definir el verde de los proyectos, la señalización específica para conducir los vehículos privados que quieren aparcar, los conceptos generales y particulares de las condiciones de carga y descarga, o la visión de género en aspectos como la limitación de elementos de verde que puedan generar rincones o falta de visión de todo el espacio y zonas oscuras.

Xavi Valls reconoce una aportación importante de Eixample Respira que no estaba inicialmente en el proyecto. “Se ha incorporado un cambio de sentido obligatorio en cada tramo, de forma que haya un bucle que te haga fuera de la supermanzana, rompiendo la continuidad para los vehículos dentro de las áreas pacificadas. Pueden ir a un punto concreto, pero después están obligados a salir”, explica.

Entre las voces participantes en el proceso, hay quienes señalan algunos retos de futuro para mejorar este tipo de procesos participativos. Es el caso de Dolors Ylla-Català que, como representante de la Asociación de Vecinas y Vecinos de la Dreta de l’Eixample y miembro del Grupo de Trabajo Territorial de l’Eixample del Colegio de Arquitectos, está a favor de la pacificación de calles, pero al mismo tiempo entiende que tendrían que participar en el proceso personas más críticas y menos sensibilizadas.

Ylla-Català dice que está “contenta” de haber podido participar en el proceso. “Tenemos poca tradición de participación ciudadana y, solo por eso, ya está bien dar valor a este tipo de procesos”, asegura.

Pero también alerta de que “faltaron más convocatorias presenciales que telemáticas, para que, por ejemplo, las personas mayores del barrio se enteraran y pudieran asistir”. “La mayoría de los que participamos somos gente sensibilizada”, dice, “pero tendría que llegar a más gente”. También echó de menos que, de forma simultánea, en las supermanzanas se hubiera podido trabajar en el diseño de mejoras del transporte público metropolitano.

El Ayuntamiento tendrá en cuenta muchas de las ideas que han surgido durante el proceso de participación, pero que no estaban incluidas en el proyecto de las supermanzanas y que pueden tenerse en cuenta en procesos futuros. Lo defiende el técnico de Participación Xavier Valls: “Las miradas de entidades como Eixample Respira o las AMPA son muy importantes para, en un futuro, poder atrevernos a pacificar más el centro de Barcelona, hacer actuaciones en las vías principales o, en general, ser más ambiciosos”.