La ciudad narrada
A lo largo de la historia, centenares de escritores han escrito sobre Barcelona: Miguel de Cervantes la alabó como a ninguna otra ciudad, George Orwell la convirtió en un icono de la rebelión y Mercè Rodoreda la hizo escenario de La plaza del diamante, la novela que Gabriel García Márquez calificó como “la más bella que se ha publicado en España después de la guerra civil”.
En Barcelona hay 10 distritos y 73 barrios: todos han sido, son o pueden ser escenario literario. Busca los fragmentos que hablan de tu barrio predilecto!
Josep M. HUERTAS, Josep M. Huertas Claveria i els barris de Barcelona. Antologia de reportatges (1964-1975) (2013)
“Lo mejor que puede hacer quien visita por primera vez el barrio es lo mismo que hace el vecino que vive en la parte alta: coger el autobús que la imaginación popular ha bautizado como chupa-chups. Razón: cuando comenzó su recorrido entre los diferentes sectores del barrio, puesto que las distancias son, más que largas, fatigantes por las continuas pendientes, costaba una peseta, igual que el chupa-chups, y la imaginación popular lo bautizó así y así se ha quedado, aunque ahora cueste ya el doble.”
Josep M. HUERTAS, Josep M. Huertas Claveria i els barris de Barcelona. Antologia de reportatges (1964-1975) (2013)
“La entrada al barrio de Trinitat Vella, uno de los dos nacidos en derredor del cerro de la Trinidad, donde hoy existe la cárcel de mujeres, es lo que los vecinos conocen como la calle de los postes. Postes eléctricos de alta tensión, con sus correspondientes «No tocar. Peligro de muerte», se alzan en medio de la calzada. Antes eran más estrechos y más bajos. Después de un accidente con un camión, que derribó uno de ellos, la compañía los cambió por otros de mayor diámetro y más altos. Sobre la petición de los vecinos de suprimirlos y tender los cables subterráneamente, la compañía dice que de acuerdo, si paga el Ayuntamiento. Y el Ayuntamiento, de acuerdo, si paga la compañía. Y los vecinos concluyen: «Así estamos, con los postes en medio, haciendo filigranas los camiones y con peligros y sustos».
Resulta chocante que en un barrio donde asientan sus reales tres compañías eléctricas –cables y torres por todas partes– estén la mayoría de calles a media luz. Un ejemplo son las cinco bombillas raquíticas de la calle Madriguera, situada junto a la plaza de la Trinidad, centro neurálgico del barrio. Como también es irónico que dos faroles alumbren un montículo de tierra, formado a resultas de las obras del puente de la Vía Favencia. Se puso la tierra en el lugar iluminado por los dos faroles y ahora el camino de peatones queda por detrás de ellas, es decir, a oscuras.”
Josep M. HUERTAS, Josep M. Huertas Claveria i els barris de Barcelona. Antologia de reportatges (1964-1975) (2013)
“La Font d’en Fargas ha tenido mejor suerte y, como la dels Ocellets, en Sarrià, está concurrida cada día por portadores de garrafas que reservan así sus provisiones de buena agua para unos cuantos días. El manantial tiene hoy la misma potencia que en 1900, cifra esculpida en la parte superior de la fuente y que recuerda, probablemente, la fecha en que fue construida. Un grueso caño invita a apagar la sed al caminante que toma asiento en uno de los negruzcos bancos de piedra o en los de madera del merendero, todavía abierto, y que aún atrae los domingos a los excursionistas que no quieren ir más lejos y, así, sin salir de la ciudad, se hacen la ilusión de pasar un día en el campo. La fuente de Fargas recuerda un pasado más popular y no demasiado lejano en una imagen de San Sebastián, colocada en una hornacina a la izquierda del manantial y que fue regalada por un grupo de vinarocenses que la visitaron en 1929. Y también en una copla popular que dice: «Anant a la font d’en Fargas / vaig conèixer el meu promès. / Noies que voleu casar-vos, / el provar no costa res».”
Josep M. HUERTAS, Josep M. Huertas Claveria i els barris de Barcelona. Antologia de reportatges (1964-1975) (2013)
“Ningún centro social o ateneo en este barrio, cuya única asociación válida es la de vecinos de la Sagrera, aparte de algunos grupos parroquiales. Como sucedió en otros barrios, en los orígenes de la asociación de vecinos hubo elementos procedentes de organizaciones católicas. Existió un Cercle Catalanista Sagrerenc con considerable empuje en los años treinta, unido, básicamente, a la Lliga Catalana.”
Josep M. HUERTAS, Josep M. Huertas Claveria i els barris de Barcelona. Antologia de reportatges (1964-1975) (2013)
“En la Trinitat Nova sí hay tiendas y algunos servicios, pero resultan insuficientes. El dispensario y la biblioteca están en unos bajos de tiendas pequeños, pero, aún pequeños y todo, son los únicos servicios de todo el barrio. Únicos servicios que están, además, en peligro, según los planos del II Cinturón de Ronda. Si no se consigue detener un trazado actual, 335 viviendas de Trinitat Nova –su mayor parte en la zona sindical– están amenazadas por el derribo, así como el dispensario, la biblioteca, dos cines, un centro escolar y una central telefónica. 1.600 personas se quedarían sin casa. Sería la seguna vez. «La primera fue cuando nos expropiaron para hacer los bloques de lo que ahora es la Guineueta. Y no somos caracoles, ¿sabe usted?, para lleva siempre la casa a cuestas. Además de que a nosotros, los de Trinitat Nova, este cinturón de ronda no nos favorece en absoluto: lo único que hará es convertir el barrio en parcelas aisladas entre sí...». Pese a su gravedad, ése no es el único problema de Trinitat Nova, un barrio que ha sido uno de los barrios-estrella de 1972 en cuanto a protagonizar la protesta urbana.”
Josep M. HUERTAS, Josep M. Huertas Claveria i els barris de Barcelona. Antologia de reportatges (1964-1975) (2013)
“De las calles de Roquetes se puede decir casi todo, menos que sean calles. Al menos de un gran número de ellas, como Artesanía, que parece una culebra que sube desde Verdún a la montaña; Alcántara, que es el más increíble camino empinado dentro ya de la montaña, con casas a ambos lados; la Bajada del Pedregal, que hace honor a su nombre… Las calles perpendiculares a la cima del turó exigen buen ánimo y agilidad para subirlas –¿qué deben hacer las personas de edad para entrar y salir de Alcántara, por ejemplo?– y se convierten fácilmente en torrenteras cuando llueve. Por los caminos de Roquetes, no es extraño ver a muchachas con los zapatos en la mano, para no destrozar los tacones, y en las paradas del 50, ya en la Vía Julia, a otras con los zapatos envueltos en plástico, para evitar que les queden totalmente cubiertos de barro.”
Josep M. HUERTAS, Josep M. Huertas Claveria i els barris de Barcelona. Antologia de reportatges (1964-1975) (2013)
“Una de las cosas que caracterizan sobremanera a la Prosperitat es que muy pocos barceloneses saben dónde se encuentra este nominalmente afortunado miembro de los nueve barrios. Ha sido menester el conflicto que enfrenta los intereses de los vecinos de este amplio sector ciudadano con los del Ayuntamiento al redactar el Plan Parcial Torre Baró-Vallbona-Trinitat para que Prosperitat saliese parcialmente del anonimato. (...)
“En una de las fronteras de la Prosperitat, concretamente en la que forman paseo Valldaura y la Meridiana, se alzan unos barracones de madera de color verde descolorido, unos bloques de baja calidad y poca alzada y unos edificios singulares –de color rojizo chillón uno de ellos–, que dan a la misma baranda de la autopista. En los barracones verdes descoloridos y en los modestos bloques, que se inundan cada vez que llueve fuerte porque no hay desagüe para las camufladas rieras que bajan de la montaña, habitan 41 familias de trabajadores de la Renfe. En los bloques singulares también viven trabajadores de la Renfe, algunos de los que habían estado en barracones, concretamente aquellos que pudieron ir pagando la cuota regularmente.”
Josep M. HUERTAS, Josep M. Huertas Claveria i els barris de Barcelona. Antologia de reportatges (1964-1975) (2013)
“La mujer goza de escasas comodidades en Vallbona y, hasta no hace mucho, lavaba la ropa en la acequia Condal, que cruza el barrio, como cruza también Trinitat Vella, el otro barrio situado a la derecha de la Meridiana. Se dan un hartón de ir a buscar agua a las fuentes públicas –no hay agua en las casas de Vallbona, excepto en algunas que dan a la carretera– para todos los menesteres. Nos hemos parado ante uno de los lavaderos públicos que, desde hace algún tiempo, existen en el barrio, gracias a la insistencia de los vecinos. Fotografío un letrero que hay en el dintel de una puerta: «Se alquila». Unas mujeres preguntan a mi acompañante por mi identidad: Un periodista del Tele/eXprés», «¿De la tele? ¿Vamos a salir en la tele?», «No, no. Del Tele/eXprés, un periódico»,
«¡Ah!». A estos apartados lugares de Barcelona, la cultura llega casi únicamente de la mano de don Cicuta e Ironside.”