Esta alternativa permite, pues, conseguir el nuevo modelo de ciudad que implica que la movilidad sea lo más sostenible posible. Más espacios para los ciudadanos, mejor calidad del espacio público y menos presencia de vehículos privados, con la consecuente disminución del ruido y la contaminación atmosférica. Más seguridad en las calles y plena accesibilidad al transporte público, así como potenciación de su intermodalidad.
Tras descartar las propuestas alternativas que resultan más caras o que no tienen suficiente retorno social, se llega a la conclusión de que la mejor manera de conectar la actual red de tranvías es en línea recta por la avenida Diagonal y en superficie, lo que supone una reducción del tráfico privado asociado a eliminar dos carriles de circulación de vehículos privados (con lo que se eliminan los consiguientes embotellamientos, dada la regulación semafórica hecha a medida de 24 cruces de la avenida Diagonal entre la plaza de las Glòries y la plaza de Francesc Macià), más espacio para los peatones y para la circulación de las bicicletas y compatibilidad e intermodalidad totales con el resto de modos de transportes públicos y privados.
No se trata únicamente de conectar la red tranviaria actual y de hacer que no sea únicamente urbana sino también metropolitana, sino que se trata de apostar por un modelo de ciudad en el que los peatones, las bicicletas y los transportes públicos se prioricen para conseguir una ciudad más saludable y equitativa para todo el mundo.