Usamos el término soledad para definir el estado de las personas que están solas o que viven solas. Hay personas que pueden vivir solas y no sentirse solas, y hay otras que pueden sentirse muy solas a pesar de estar rodeadas de gente o convivir con otras personas.
Hablamos de soledad (en inglés, loneliness) cuando hay un desajuste entre la cantidad y la calidad de las relaciones sociales que tenemos y las que querríamos tener, y está unida a momentos de transición vital. La soledad es el sentimiento subjetivo y poco deseado de falta de compañía.
Se considera que sufren soledad las personas que se sienten abandonadas, o echan de menos la compañía de los demás, o no cuentan con suficientes personas a quienes poder recurrir en caso de necesidad o en quienes poder confiar plenamente.
Por otra parte, hablamos de riesgo de aislamiento social cuando la red familiar o de amistades de una persona es pequeña, o está alejada, o suscita poca confianza de dar apoyo en caso de necesidad. El aislamiento social es objetivo, hace referencia a la red social de cada persona y a la frecuencia de contactos, mientras que la soledad es una percepción subjetiva de la persona respecto de sus expectativas.