La actividad comercial en Barcelona ha sido intensa y el intercambio de productos en el ámbito del mercado ha tenido un papel primordial desde sus inicios, en la época romana, y hasta la actualidad. Aunque las primeras noticias en firme que tenemos sobre la existencia de un mercado en la ciudad datan del siglo X, el papel de atracción de nueva población y de cohesión del colectivo social que han desarrollado los mercados es incuestionable.
Reflejo de la evolución de la ciudad
Como tantos otros integrantes de la geografía urbana, los mercados barceloneses han ido reflejando los cambios y transformaciones de la ciudad a lo largo de la historia. Así, han sido protagonistas destacados en la decidida introducción de la arquitectura del hierro y del estilo modernista, elementos que pueden apreciarse en los edificios donde se encuentran.
También han seguido de cerca el convulso proceso de crecimiento físico de la ciudad, bien a través de la absorción de los antiguos municipios independientes -muchos de los cuales ya tenían un mercado- o de la construcción de estos equipamientos en los barrios periféricos de nueva creación , surgidos a raíz de las diversas oleadas migratorias que ha vivido Barcelona.
Renovación para los nuevos retos
A raíz de estos cambios, Barcelona tiene como elemento diferencial la densa red de mercados, 39 alimentarios y 4 no alimentarios. A lo largo de la historia han sido capaces de absorber y asumir los retos del comercio actual y las nuevas formas de consumo de la ciudadanía y que, a su vez, encaran el futuro con voluntad de renovación y de seguir ejerciendo su papel esencial en la vida de la ciudad.